lunes, 31 de agosto de 2009

Como en la película


Hoy mi Esposa regresó del mercado con una pecera y dos peces rojo-amarillos nadando en ella. El más feliz era mi hijo. Yo pensé inmediatamente mas responsabilidades y ella lo adivinó y diciendo Hijo se hará cargo, lo alimentará, le cambiará de agua y lo cuidará. Y yo igualito que con Babas, el caracol que se fugó a quien sabe donde.

Y puso la pecera cerca de la ventana, las cortinas abiertas, De la pecera hasta la ventana habían dos metros y la altura de la ventana era un medio metro por encima de la pecera., que era una olla de vidrio panzona. El viento penetraba al cuarto piso de nuestro departamento, apaciguando un poco el calor. El sol quemaba el asfalto de la pista negra que se veía por la ventana, y las veredas y las paredes sin sombras; y se esperaba que las ollas terminen de cocer los alimentos traídos del mercado que habían sido cortados y mezclados con maestría por mi Esposa. Olía rico. Sabía rico. La chicha morada helada y los pedazitos de manzana flotando. Que rico.

Hijo miró la pecera Mamá solo veo un pez, y la mamá Yo también, y a ver, a ver... ¡No está! Y yo Qué va ser, miren bien. Y caramba ¿Dónde se metió el otro pez?

Buscamos y buscamos. No teníamos gato que culpar, ni habíamos visto aves cerca, ni había forma de, y tampoco de, y menos de, cuando Hijo vio por la ventana algo rojo en el asfalto y bajamos corriendo y lo vimos y la muerte y el pez rígido, ojos abiertos, inerte, todavia lo recogimos, lo llevamos a casa, lo pusimos en agua, corriendo, corriendo, ¿Por qué? ¿Cómo?

Flota, no se mueve, papi, ¿está muerto?. No, está dormido. Pero tiene los ojos abiertos. Así duermen los peces, ellos no tienen párpados. Las cosas que dices papi, Nemo sí cerraba los ojos.

No entenderemos por qué saltó tanto y tan inúltimente. ¿los vidrios de la ventana?

Seguro que sí papí, como en la película.

Imagen Tomada de flickr: J. Rangel )